Apuntes sobre un diagnóstico
La ciudadanía navarra está llamada a participar en la
elaboración de un Plan Estratégico de Cultura para el periodo 2017 – 2023. En
este momento se ha hecho pública una propuesta de diagnóstico de la situación
de los sectores y actividades culturales y creativas de Navarra. El diagnóstico
se pretende revisar y completar en sesiones abiertas a la participación
ciudadana que se realizarán en distintas localidades navarras.
Lo primero que ha llamado mi atención en este diagnóstico de
la situación es que pretendiendo partir de una visión integral de la cultura en
Navarra, presta una escasa atención al
tejido asociativo, que cuenta con una importante presencia en nuestra comunidad
y debería considerarse su aportación a la cultura.
El diagnóstico considera claves cinco cuestiones en la
recogida de información: Tejido empresarial; Mercado de trabajo; Datos
económico; Hábitos y prácticas culturales de la ciudadanía; y Reflexiones para
el diagnóstico.
Si se pretende partir de un diagnóstico integral, ¿por qué
se presenta un estudio y análisis de datos concretos sobre el Tejido
Empresarial y no se presentan datos sobre la situación del Tejido Asociativo en
el Sector Cultural?
Es evidente la importancia del llamado Tercer Sector en las
sociedades modernas, también por supuesto en el ámbito de la cultura y si el
Gobierno de Navarra pretende elaborar un plan estratégico en este ámbito no se
puede ignorar la situación de este sector a no ser que no se quieran abordar
políticas dirigidas precisamente a mejorar la participación social en la
cultura fortaleciendo el tejido asociativo.
En otro modelo de sociedad, con otra concepción de la
cultura se tendría en cuenta la importancia de la sociedad participativa,
organizada en asociaciones para formar opinión y orientar la política cultural;
pero en Navarra, por ejemplo en teatro, ni siquiera existe representación del
teatro de aficionados en el Consejo navarro de cultura, como por ejemplo existe a nivel nacional o en otras comunidades.
El diagnóstico presentado sobre la cultura en Navarra parte
de la preponderancia de un concepto economicista de la cultura. La cultura es
entendida sobre todo como un bien de consumo. De ahí la importancia que se da
al análisis cuantitativo, a los números, a las características del tejido
empresarial del sector y a la situación de la oferta y la demanda.
Este concepto de la cultura como sector económico no escapa
al modelo neoliberal que persigue una progresiva externalización de las
competencias públicas en beneficio del sector privado. La excusa es la creación
de empleo, cuando los datos económicos no dan la razón a los que tienen
expectativas en que las industrias culturales sustituyan las tradicionales y
son otros sectores los que se benefician desde el punto de vista económico de
la actividad cultural.[1]
Son conceptos y formas de entender la cultura muy alejados
de la realidad que vivimos las personas que participamos en la cultura porque
nos interesa como derecho fundamental de la ciudadanía de cara conseguir el
desarrollo integral y bienestar de las personas.
La intencionalidad del diagnóstico, ignorando la presencia
del teatro amateur en Navarra, parte de algo que los números cantan: la
existencia de una “Amplia oferta de compañías de teatro (para diferentes
públicos) que supera la demanda”[2]. De ahí que las compañías profesionales vean el apoyo de la administración al
sector amateur como causa de su empobrecimiento. Un argumento inconsistente y
pobre de miras.
El diagnóstico del Gobierno de Navarra sobre la situación
del teatro reconoce que la práctica del sector amateur genera tejido social y
masa crítica para el sector de las artes escénicas. Se reconoce también a las
asociaciones como interlocutores ante las instituciones y los problemas de que no esté definida y delimitada
correctamente la diferenciación entre actividad profesional y amateur.
¿Porqué no se incluye entonces la situación del Tejido
Asociativo en el diagnóstico de la Cultura en Navarra?
Sin un estudio previo no sabremos cuántos de esos
espectadores que han asistido una vez al teatro lo han hecho precisamente para
ver una compañía amateur. Ni si contribuye o no el teatro amateur a
diversificar o mejorar la oferta de teatro en Navarra. Ni si el teatro amateur
aporta o no algo a la creatividad, al riesgo artístico, el interés social de
las artes... Ni si la formación, el desarrollo artístico y los ingresos de las personas que se dedican
profesionalmente a las artes escénicas tienen apoyo en el teatro amateur.
Tampoco sabemos el número de compañías amateurs, ni de personas que practican
esta actividad y su evolución, ni una valoración de la contribución de este
hecho a la formación de criterio artístico, de desarrollo personal, de
generación de nuevos públicos... ni de la capacidad e idoneidad de sus
propuestas para el aprovechamiento de los recursos existentes que se encuentran
infrautilizados, ni si hay contribución desde el teatro amateur a la proyección
y difusión del teatro navarro fuera de nuestra comunidad...
En definitiva, parece que no queramos saber nada porque no
se quiera hacer nada, al prevalece el criterio competitivo, de la ley de oferta
y demanda en el mercado de las artes escénicas. Un mercado altamente intervenido por las instituciones
públicas y por lo tanto casi totalmente dirigido por ellas.
¿Alguien piensa que
el teatro asociativo así va a desaparecer?
El teatro es una actividad artística colectiva; sería como creer que el
teatro pueda extinguirse.
No podemos pensar que en
una sociedad la experiencia artística sea solo
accesible a los que la tienen como profesión y que todos los artistas podamos
vivir del arte, aunque no podamos vivir sin él; pero podemos soñar con una
sociedad en que las profesiones artísticas también sean tratadas con dignidad y
que los ciudadanos tengamos acceso a participar activamente en la cultura como un derecho.
¿Es posible incorporar un punto de vista así al diagnóstico,
para aunar esfuerzos y colaboraciones de todos los sectores implicados en el
desarrollo cultural de nuestra comunidad?
Javier Salvo