lunes, 12 de junio de 2017

Amateurs de MAX altura

Este año los escenarios del Festival de Teatro Clásico de Olite vuelven a ser pisados por amateurs, por supuesto no de Navarra. Una creación de Antonio Álamo con mujeres del barrio sevillano de El Vacie, mostrará un trabajo artístico de integración social basado en Fuenteovejuna de Lope de Vega que ha sido finalista en los premios Max al mejor reparto.


En la última edición de estos premios, también ha sido entregado merecidamente el Max al Aficionado a las Artes Escénicas a la compañía de teatro Yeses. Una compañía conformada por reclusas del Centro Penitenciario de Alcalá de Henares que cuenta con una larga trayectoria de experiencia reintegradora.
Algo han cambiado estos premios desde que el año 2006, “La Garnacha Teatro”, una excelente compañía amateur riojana fue nominada para el premio Max Revelación con el montaje “La Noche de Madame Lucienne” de Copi, dirigido por Ángel Facio y retiró su candidatura ante la presión de los “profesionales” de su comunidad.

Volvamos a Navarra y al Festival de Teatro Clásico de Olite.
No es la primera vez que el Festival acoge trabajos representados por amateurs. El año pasado se cerró este espacio a las representaciones de aficionados navarros. De una forma escandalosa pero sin ruido, ante la presión de los “profesionales”, se cerró un ciclo que llevaba tres años en Olite mostrando al público dignos trabajos clásicos realizados por compañías amateurs navarras, recibiendo buenas crítica y con una excelente acogida del público. Se sustituyó por la participación de propuestas navarras “profesionales”.
Una de las explicaciones que recibimos desde la Dirección de Cultura del Gobierno de Navarra para este cambio de orientación fue la cuestión presupuestaria. Increíble. Tres mil euros cobraron “cada una” de las compañías “profesionales”. La misma cantidad que “tres” compañías amateurs, sin contar con la oferta vergonzosa, que también se nos hizo, de presentar nuestras obras por “el bocadillo” después de la representación. Pasaron por esta sección amateur del Festival siete grupos de aficionados navarros en los tres años que se mantuvo. Hay que decir que reduciéndose su presencia año tras año e insisto que con excelente acogida, crítica, respuesta y satisfacción del público.

Desde el teatro de aficionados tenemos la sensación de haber sido utilizados, en época de vacas flacas, para llenar contenidos con programación barata y para bajar los humos de las exigencias económicas de los “profesionales” de nuestra comunidad. Algo evidente que es reforzado con la ausencia total del teatro amateur en la política cultural del Gobierno de Navarra.


Este año se nos informó que desde la Dirección General de Cultura había instrucciones tajantes de “no a la presencia de amateurs” en el Festival de Olite.
¿Qué cambia entre las propuestas de integración representadas por amateurs valoradas por la “alta cultura” y las propuestas del teatro asociativo navarro?
Este es mi análisis.
Nosotros no esperamos a que alguna institución o una compañía profesional nos llame para hacer teatro. Nos asociamos y buscamos profesionales e instituciones que nos ayuden a hacerlo bien. No nos dirigimos específicamente a colectivos sociales característicos. Aunque también trabajamos con personas inmigrantes, discapacitados, pertenecientes a colectivos vulnerables... y acercamos el teatro a personas con dificultades en su acceso al teatro; estamos formados por peluqueras, administrativas, dependientas, empleados públicos, costureras, estudiantes, barrenderas... en fin, pueblo, ciudadanía o contribuyentes navarras, como ustedes quieran.
¿Hay una fórmula más integradora de acercar el teatro a la sociedad que precisamente nuestro teatro?
No pertenecemos específicamente a ningún colectivo exótico o marginal, a no ser que a fuerza de no hacer bien las cosas, la afición al teatro se convierta en eso, algo exótico y marginal.
Uno tiene la sensación de que la presencia en los “circuitos de altura” del teatro con amateurs, realizado por excelentes profesionales y resultados de indiscutible calidad artística son utilizados con una función propagandística por las instituciones culturales, responsables de favorecer nuestro crecimiento personal y felicidad. ¿Basta con ofrecer al público la mejor o más espectacular programación?
Es evidente que en el papel y en los hechos es necesario un cambio de rumbo en la política cultural de Navarra respecto al teatro amateur. En Navarra hay una extensa tradición asociativa, también en el teatro, que debe tenerse en cuenta y recibir los apoyos necesarios para su continuidad, para mejorar su oferta teatral y su aportación social a la cultura.
¿Será posible en Navarra cómo lo es en otras comunidades del Estado?
Lo que percibimos hasta ahora es que no, que cada vez se nos ponen más dificultades y reducen las oportunidades de mostrar nuestros trabajos en Navarra.

Javier Salvo

Fotografías: Tres de las siete obras de grupos amateurs navarros presentadas en el Festival de Teatro Clásico de Olite en ediciones anteriores.