Tafalla se escribe con T de Teatro. La semana pasada tuvimos ocasión de
comprobarlo una vez más al asistir en la Casa de Cultura de Tafalla a la
representación de “Bodas de sangre” por parte del grupo de teatro de “La Kolasa”. Un grupo juvenil surgido de
los cursos que viene programando la Casa
de la Juventud, impartidos por Marian Ruiz, una joven actriz perteneciente al
movimiento Bola, que ha sabido contagiar a estos jóvenes su pasión por el
teatro.
La poesía, emoción, belleza,
exposición de las pasiones y anhelos humanos presentes en los textos de Lorca
cobraron vida de nuevo en la Casa de Cultura de Tafalla gracias al esfuerzo y
amor al arte de Talía que transmitieron estos jóvenes. En su entrega
consiguieron captar la atención del público, que dejando un par de momentos a
la desconcentración por complicidad de un público amigo, el grupo supo
sobreponer ganándose la sensibilidad de la sala.
Apunto un problema que conocemos
bien todos los que nos atrevemos a exponernos en los escenarios: la voz. Pero
es que siempre lo he dicho, ¿cómo jugarían un partido de fútbol unos jugadores que tuvieran que
entrenar con el balón en la terraza de su casa?
Aquí nos encontramos con un
problema que sufrimos la mayoría de los grupos de teatro, de falta de gestión de locales adecuados para ensayar o para almacenar los bártulos
necesarios para las representaciones.
Otros problemas de la representación: la luz y
liberación de espacio entre bambalinas. La Casa de Cultura de Tafalla sigue
acogiendo teatro, de jóvenes, de niños, de jubilados, de mujeres...; pero se
está dejando sentir cierto abandono como consecuencia de la apertura del Centro
Cultural. El espacio que ha servido para el teatro durante más de treinta años
ha bastado un par de años para que se aprecie su descuido y a este ritmo pronto
se volverá inservible.
El éxito popular que tiene la
actividad teatral que se viene realizando desde las áreas de juventud, igualdad
y asistencia social del Ayuntamiento de Tafalla y que los grupos locales
Puntido y Gabalzeka reciben desde el área de Cultura no es suficiente para
dar continuidad a esta labor que se
realiza en favor del teatro que cuenta con una gran tradición en
nuestra ciudad.
Es necesario, entre otras cosas, la articulación
en una Escuela Municipal de Teatro de todas las propuestas formativas
promovidas por el Ayuntamiento, en unas condiciones dignas para el ensayo,
exposición, difusión de los trabajos realizados por los grupos y reconocimiento
profesional de las personas que dirigen estos proyectos. Esta Escuela
debería ofertar también al menos cursos de
iniciación al teatro dirigidos a niños y adultos.
Los grupos de Teatro locales también tenemos serios problemas de almacenaje de nuestro equipamiento técnico y
trastos; pero también se hace necesario abordar el tema de la gestión de los
espacios de ensayo, por lo menos en las últimas etapas de la creación, con
posibilidad de utilizar espacios escénicos montando y utilizando las
escenografías con apoyos técnicos.
Otro problema que tenemos es el de la
difusión de los trabajos. El apoyo municipal que tienen los grupos locales en
otras zonas de Navarra, con muestras de teatro amateur que facilitan
intercambios entre grupos, facilitando espacios para la difusión y amortización
de los espectáculos, sería una buena línea a seguir y apoyar desde el área
municipal de cultura.
Desde aquí quisiera hacer un
llamamiento al Patronato de Cultura o al Consejo Sectorial de Cultura de
Tafalla para abordar estos temas, propiciando un espacio de encuentro y debate
para encontrar soluciones satisfactorias
que impulsen la consolidación de unas bases para la promoción del teatro de Tafalla.
No basta contar con un buen
espacio de exhibición de espectáculos y una buena programación. El trabajo de
base y de formación es esencial para contar con un público con criterio
artístico que de sentido a los espacios municipales como auténticos templos
para la cultura y por supuesto el teatro.
Sobre las Escuelas de Teatro
Resulta difícil definir una escuela de teatro.
Hace poco, en una entrega de premios, Juan Mayorga nos contó
una anécdota que le sucedió en una visita que hizo a un pueblo de una isla
mediterránea. Le sorprendió una celebración religiosa en la que el pueblo
entero entraba y salía de la iglesia siete veces seguidas. Era un jueves santo.
Al preguntar a qué se debía aquel extraño comportamiento le explicaron que era
tradición en ese día visitar siete iglesias y aquél pueblo solo tenía una.
Mayorga relacionó aquel suceso con el teatro, que nos permite entrar y salir de
la única vida que disponemos todas las veces que queramos.
Algo así hace mi nieto cada día que desayuna preparando una
misión como Ryder, pasa de ser vaquero a indio cuando descubre que es más
divertido bailar que tirar tiros y sale a la calle como Peter Pan, Pantera
Rosa o explorador de dinosaurios.
El teatro es solo eso, juego, pero es con el público y
entonces Stanislavski nos diría que para mostrar la realidad de la naturaleza
humana. Lorca propugnaría que el teatro es una escuela de emociones y
pretendería que el público sobre todo sintiera. Brecht nos entretendría con una
lección sobre las luchas sociales. Artaud quisiera que el teatro nos transforme
tras una catarsis enfermiza, Lope nos divertiría dándonos gusto, Darío Fo
representaría una caricatura de nosotros mismos... Así se nos abren tantas
puertas que difícilmente una escuela de teatro pueda tener la llave de todas.
Lo que hacen sobre todo las escuelas de teatro es contagiar
a las personas de respeto y amor al teatro, transmitiendo esa maravillosa
oportunidad que nos brinda la escena de entrar y
salir de nuestras vidas con otras vidas, disfrutándola de mil maneras.
Lorca también decía que un pueblo que no ama su teatro, está
muerto o está moribundo y añadía que también lo está el teatro que no recoge el
latido social de sus gentes, con risas o con lágrimas. Eso es un pueblo sin
escuela de teatro.
En los pueblos las escuelas de teatro hemos sido y somos
todavía en muchos casos, los grupos de teatro amateur.
Hemos puesto en ello más
voluntariedad que conocimiento; pero en el teatro, aunque no valga todo, vale a
veces tanto la pasión como la técnica y cumplimos nuestra tarea a duras penas.
En el arte de la interpretación el instrumento es el propio
actor o actriz. Un instrumento que cambia de registro y tonalidades con las
circunstancias de la vida. Conocerlo, conocerse y aprender a utilizar nuestras posibilidades expresivas para contar historias y emocionar al público supone una
tarea permanente de aprendizaje para actores y actrices.
Tafalla necesita consolidar un espacio que facilite esta doble tarea de transmitir amor y
conocimiento del teatro. Una Escuela de Teatro.
Javier Salvo
Miembro Asociación Basterra
Por una Escuela de Teatro en Tafalla